NOVELA

La historia de un pueblo, en ocasiones, parece privilegiar las gestas épicas sobre cualquier otro evento.  Sin embargo, dentro del baúl en que se guardan las imperfeciones que algunos pretenden ocultar, econtramos episodios que, si bien pueden llenarnos de verguenza o indignación, proveen información relevante para evitar la recurrencia de tragedias e injusticias.  Es, precisamente, una de esas "laceraciones inéditas" la que sirve de médula para la novela histórica La Segunda Carta, de la escritora Layda Melián.  La autora logra presentarnos una secuencia de escenas que se abre ante los ojos ávidos del lector como un fino abanico de mano.  Al igual que la recreación de la época, la ambientación nos seduce con frecuencia durante la lectura, pero es el atroz incidente principal el que hace que el resorte de la indignación se active en nuestras mentes.  La nostalgia nos invade al conocer que uno de los personajes es Pedro Albizu Campos, sinónimo de lucha y sacrificio.  Los hallazgos que se denuncian en la novela adquieren dimensiones insospechadas frente a sucesos de racismo e intolerancia.  Con este texto, la autora de la novela La caída de Alejandro Curtos nos regala una pócima que enardece nuestro espíritu y nos invita a reflexionar sobre la naturaleza humana.